Bomberos de Tenerife y de otros ocho países crean el primer manual europeo con cerca de 100 medidas para reforzar la seguridad de cascos históricos y sus habitantes ante el riesgo de incendio
El documento propone que todos los edificios históricos de La Laguna y otras ciudades Patrimonio de la Humanidad cuenten con un Plan de Autoprotección y sus propietarios sean multados si no cumplen
La ciudad de La Laguna ha acogido hoy la presentación del Manual de Buenas Prácticas para la Protección y Prevención de Incendios de Ciudades Patrimonio de la Humanidad, el primer documento de este tipo que se ha realizado en Europa y que supone el colofón del proyecto europeo Heritprot, del que el Consorcio de Bomberos de Tenerife ha sido jefe de filas y que ha permitido que por primera vez nueve países europeos hayan trabajando de forma coordinada para mejorar la seguridad de los cascos históricos y de las personas que en ellos residen ante el riesgo de incendio.
El acto de presentación contó con la participación del presidente del Cabildo Insular de Tenerife, Carlos Alonso; el consejero insular de Cooperación Municipal, Vivienda y Seguridad, José Antonio Valbuena; el concejal de Seguridad Ciudadana y Movilidad del ayuntamiento de La Laguna, José Alberto Díaz Domínguez, y el director insular de Seguridad y presidente del Consorcio de Bomberos, Carlos González Segura.
En total, más de 50 representantes, entre bomberos y responsables del Patrimonio de las ciudades de La Laguna, Cuenca, Sighisoara (Rumanía), Riga (Letonia), Varsovia (Polonia), Vilnius (Lituania), Holloko (Hungría), Liverpool (Reino Unido) y Angra do Heroísmo (Portugal), acudieron a la presentación del Manual junto con representantes de la Unión Europea.
Es el primer documento de Europa en el que se definen pautas concretas de actuación para compaginar la salvaguarda de los espacios urbanos protegidos y de los bienes de gran valor cultural e histórico que existen en el viejo continente con la seguridad de los ciudadanos que habitan los espacios urbanos protegidos, explicó José Antonio Valbuena.
En este contexto, el consejero aseguró que su elaboración “ha supuesto todo un reto, tanto a la hora de consensuar las medidas entre los nueve socios, como a la hora de compaginar en un mismo documento el desarrollo de medidas que respeten el legado histórico y cultural con otras que contribuyan a adaptar el entorno urbano a las necesidades funcionales y específicas que requiere la intervención en situaciones de emergencias”.
Para ello, y a lo largo de dos años, cada una de las ciudades participantes ha realizado un estudio exhaustivo de cómo ampliar las medidas preventivas e intervenir con las máximas garantías de seguridad ante un incendio, teniendo en cuenta los edificios que representan un mayor riesgo, las vías de acceso para los equipos de emergencia, el catálogo de bienes patrimoniales que hay que proteger y las principales zonas de evacuación que existen dentro del casco histórico, entre otros aspectos relevantes.
El siguiente paso, según explicó José Antonio Valbuena, será “concretar un Plan de Acción en el que el Consorcio de Bomberos de Tenerife trabaje para implantar, una a una, estas medidas y convertir el Manual en un documento vivo que se actualice y adapte a las circunstancias particulares de La Laguna”.
Rescate y control
En total, el Manual incluye numerosas buenas prácticas, desglosadas en más de 100 medidas relacionadas con cinco grandes áreas temáticas como son: rescate y control de daños; planes de contingencia; formación ; solares urbanos; y marco legal.
En el área de rescates y control de daños, el documento propone que se le conceda al Consorcio de Bomberos de Tenerife facultades para inspeccionar y poner sanciones en caso de que los edificios históricos de La Laguna incumplan con la normativa en materia de prevención de incendios. Además, pide que se cree un departamento científico dentro del área de Extinción de Incendios que analice las causas y orígenes del fuego y que se disponga de un vehículo de emergencias específico, provisto del material que requiere la salvaguarda del patrimonio histórico.
Además, hace especial hincapié en mejorar la formación tanto de los bomberos profesionales como del cuerpo de Voluntarios para compaginar las labores de extinción de un incendio con las de salvaguarda de todos los bienes que tienen un valor patrimonial, mediante el desarrollo de cursos y prácticas de formación relacionadas con la estabilización de la estructura de edificios históricos, la manipulación, evacuación y embalaje de bienes artísticos o culturales y el uso de nuevos materiales y técnicas de extinción de incendio que reduzcan el daño causado en la estructura y los bienes.
Formación
Por lo que respecta al apartado de formación, las actividades recogidas en el Manual de Buenas Prácticas incluyen la realización de cursos y talleres que ayuden a sensibilizar a los residentes del casco antiguo en materia de prevención y actuación en caso de incendio, y se les dé información práctica de inmueble que habitan referida, por ejemplos a su carga térmica, sus zonas de evacuación o el material del que está hecho. Una actividad que se reforzará con la elaboración y distribución de folletos informativos entre los ciudadanos que habitan los edificios históricos, casas y residencias universitarias.
En este contexto, José Antonio Valbuena afirmó que la seguridad de La Laguna “es una responsabilidad de todos e implica la colaboración de las administraciones, instituciones, asociaciones y ciudadanos que habitan el casco urbano para que los contenidos que se recogen en el Manual de Buenas Prácticas sean aplicados correctamente”.
Planes de Contingencia
Por lo que respecta a los planes de contingencia, el documento considera prioritario establecer la obligación legal de que todos los edificios de valor histórico-artístico ejecuten los planes de autoprotección, cuya supervisión y aprobación debe correr a cargo de técnicos cualificados y contar con la opinión del Consorcio de Bomberos, como principal organismo responsable de la extinción de un incendio.
José Antonio Valbuena aseguró que “para que el plan de autoprotección resulte eficaz hay que actualizarlo de forma periódica y especificar en él el reparto de las competencias que corresponden a cada uno de los trabajadores o moradores del edificio, de acuerdo con la formación y habilidades de cada uno”.
Además, se deberá informar al Consorcio de Bomberos de Tenerife de cuál es el inventario de los bienes históricos que existe en cada inmueble (dimensiones, peso, data histórica y dificultades que incluye su evacuación) para que, en el caso de producirse una intervención, puedan actuar de manera más eficaz y dar prioridad a los bienes de mayor valor.
En esta misma línea, el Manual de Buenas Prácticas propone también que el conjunto de estos edificios históricos se incluyan en los planes municipales de emergencias como instalaciones de alto riesgo y que se realicen revisiones anuales de todos aquellos edificios del casco antiguo catalogados como históricos que se encuentran en mal estado de conservación.
Solares Urbanos
Otra de las novedades del documento se encuentra en el apartado de espacios urbanos, donde se destaca la necesidad de hacer un estudio exhaustivo del mobiliario urbano que permita reducir los tiempos de respuesta en caso de emergencia y garantizar el acceso de los equipos de emergencia en caso de peligro.
También se propone como medida obligatoria la de informar al Consorcio de Bomberos de Tenerife de todas las obras que se realicen en los edficios históricos o adyacentes. Una cuestión que, según José Antonio Valbuena, “resulta de gran importancia para la prevención de incendios de cascos urbanos donde, según recordó, la mayor parte de los incendios se producen como consecuencia de reformas”.
Marco Legal
En cuanto al quinto apartado, el referido al marco legal, el documento elaborado para proteger a las ciudades Patrimonio de la Humanidad apuesta porque se establezca un reglamento que contribuya a garantizar unas condiciones básicas de seguridad en los espacios abiertos, tales como parques y jardines, y se elabore un documento en el que especifiquen las normas que se deben cumplir en el caso de desarrollar “actividades peligrosas”.